jueves, 17 de septiembre de 2009

El adiós de mi amada

Amada:

Desde que me abandonaste

dejándome clavado

tu recuerdo.

En mi estancia

ya no resplandece

la estrella del amor,

la arrebataste de las retinas

de una noche

-anudada de angustias-

¡Amor…!

Escucha cómo lloran

las sombras nocturnales

mi desventura,

como se retuercen

de frío y de nostalgia

mis sentimientos.

Si supieras cuánto me hiere

el látigo de tu ausencia,

pero… ¡Si tan sólo lo recordaras!

Es inútil seguir nombrándote

se ahogaron mis palabras

en la oquedad de este sufrimiento

y el eco de tu adiós

se diluye en los abismos

del silencio.

Ay; amada mía, dulce amor.

Tú sabes que el poeta

vive de pensamientos

que constantemente

cruzan la eternidad.

De recuerdos…

Que humedecen la soledad

de un día más, que muere

sin el encanto de tu sonrisa.

Imagen tomada de google

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