
Amada:
Desde que me abandonaste
dejándome clavado
tu recuerdo.
En mi estancia
ya no resplandece
la estrella del amor,
la arrebataste de las retinas
de una noche
-anudada de angustias-
¡Amor…!
Escucha cómo lloran
las sombras nocturnales
mi desventura,
como se retuercen
de frío y de nostalgia
mis sentimientos.
Si supieras cuánto me hiere
el látigo de tu ausencia,
pero… ¡Si tan sólo lo recordaras!
Es inútil seguir nombrándote
se ahogaron mis palabras
en la oquedad de este sufrimiento
y el eco de tu adiós
se diluye en los abismos
del silencio.
Ay; amada mía, dulce amor.
Tú sabes que el poeta
vive de pensamientos
que constantemente
cruzan la eternidad.
De recuerdos…
Que humedecen la soledad
de un día más, que muere
sin el encanto de tu sonrisa.
Imagen tomada de google
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