Duerme el silencio
y cae el poeta al abismo
de sombras,
con su luz de poesía.
¡Ay… poesía.
cómo me duelen
las perlas de tu nombre!
Se desgarra el corazón
se lamenta el hombre,
al grito de dolor
en cada lágrima
humedeciendo el alma
para que nazca el verso.
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